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En agosto de 1978, ocho personas de Polonia y Checoslovaquia llegaron a la frontera entre los dos países a través del Sendero de la Amistad de los Pueblos para reunirse. El más conocido de ellos fue el futuro presidente de la República Checa, Vaclav Havel. Todos carecían de pasaportes para viajar por sus ideas y actividades en contra de los gobiernos de esos países —Havel apoyó la Primavera de Praga una década antes—, pero descubrieron que podían juntarse en la frontera. Fue la primera de unas reuniones que siempre terminaron en una declaración que, resumida en las palabras de Havel, decía, «Estamos unidos y queremos la democracia».
Detrás de esas reuniones hubo una idea y unas nuevas actividades de organización. La idea tomó su nombre de un artículo de 1977 escrito por Vaclav Benda, «La polis paralela». Esta polis consistía en la construcción de estructuras paralelas capaces de complementar las funciones necesarias y beneficiosas que faltaban bajo los regímenes existentes.
En Polonia, después de las protestas de 1976, unos intelectuales habían formado el Comité de Defensa de los Obreros, y trabajaban en crear una red de editoriales y unas universidades clandestinas. Cuando llegó la próxima ola de huelgas y protestas a Polonia en 1980, las redes e ideas hechas por el comité no fueron reprimidas tan fácilmente por el gobierno. Además, se llegó a formar el sindicato Solidaridad que produjo un documento con propuestas que iban mucho más allá de los derechos de los trabajadores —y el Comité de Defensa de los Obreros se disolvió para integrarse en Solidaridad.
Aunque después de 1980 mucha de la sociedad paralela creada por el comité y Solidaridad tenía que seguir en la clandestinidad, cuando el control de la Unión Soviética se debilitó en 1988, el régimen de Polonia negoció con Solidaridad. El año siguiente, Solidaridad triunfó en las elecciones y la antigua sociedad colapsó, pero la nueva, la polis paralela, ya existía. En ese mismo año un grupo de Polonia tomó el Sendero de la Amistad de los Pueblos de nuevo, esta vez cruzando la frontera para visitar a Vaclav Havel. Le dijo que iba a ser presidente de su país antes del fin del año y aunque Havel no lo creyó, la predicción se hizo realidad.
Oír esta historia me recordó de la Revolución Social Española de 1936 cuando, después de la sublevación militar contra la Segunda República, se formaron las colectividades libertarias más allá del control del gobierno. Las colectividades fueron el fruto de las ideas anarquistas diseminadas por los periódicos y el teatro de la CNT-FAI y otras organizaciones que facilitaron la tarea de crear esas colectividades autogestionadas.
Ahora pienso en la polis paralela en momentos de desánimo frente a las sombrías noticias actuales. Construir sociedades más justas no tiene que esperar a un cambio de régimen, sino que puede y debería ocurrir antes para que estén listas. Esta actividad de construir nos reta a aclarar nuestras visiones de un mundo mejor al mismo tiempo que puede darnos esperanza.
A pesar de todo lo positivo que se puede ver en la idea de crear una nueva sociedad paralela, la historia, a través de la suerte de las colectividades libertarias y la aparición de una «democracia iliberal» en Polonia, nos advierte que no se puede dejar de luchar para tener un mundo mejor. Es otro reto en que pensar al tomar el sendero hacia la polis paralela.
Más información:
La historia de la polis paralela viene de un video de Masha Gessen de octubre de 2021 (en inglés): https://www.youtube.com/watch?v=lRlA8Xei5is. Hay poca información en internet sobre la idea de la polis paralela en español, y algunos se han apropiado del término para otros conceptos y otros fines.
Martín Arnal Mur ha hablado y escrito sobre la colectividad libertaria de su Angüés natal (por ejemplo en sus libros Memorias de un anarquista de Angüés, Sin romper el hilo de nuestra historia), pero la información más completa aparece en: Gastón Laval, Colectividades libertarias en España.